Friday, December 23, 2005

Por qué ha triunfado Evo Morales en Bolivia

Por qué ha triunfado Evo Morales en Bolivia

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>Edmundo Paz Soldán es escritor boliviano.
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>En 1993, Bolivia eligió a su primer vicepresidente aymara, Víctor Hugo
>Cárdenas. Feliz por la cobertura positiva que se le había dado a Bolivia
>esos días, llegué de vacaciones a Cochabamba dispuesto a celebrar la buena
>nueva con mis compatriotas. Debíamos estar orgullosos de un líder indígena
>que hablaba seis idiomas y tenía un doctorado de una prestigiosa
>universidad francesa. Recuerdo, sin embargo, mi sorpresa al descubrir que
>para buena parte de la clase media a la que yo pertenecía, la elección de
>Cárdenas como acompañante de fórmula de Gonzalo Sánchez de Lozada -en su
>primer gobierno- era una mala noticia. Un domingo me enzarcé en una
>discusión con mi tío, quien me dijo: "¿Te imaginas si le pasa algo a
>Sánchez de Lozada? ¡Vamos a tener a un indio de presidente!". En su tono se
>condensaba todo el horror de una clase social muy poco dispuesta a aceptar
>los cambios estructurales que
>comenzaban a sacudir al país. Le dije a mi tío que no veía nada malo en el
>hecho de que un representante de la mayoría gobernara el país por primera
>vez. "Si eso ocurre, ahí te quiero ver", respondió. "Haré mis maletas, y
>seguro nos encontraremos en el aeropuerto".
>
>Recuerdo estas cosas ahora, después de las históricas elecciones
>presidenciales del pasado domingo, en las que un candidato aymara, Evo
>Morales, ha triunfado de forma contundente. Hace poco desayuné con ese tío
>que más de diez años antes se había escandalizado ante la sola idea de que
>un indio fuera presidente, y le pregunté qué pensaba de Morales. Me dijo
>que no comulgaba con sus ideas, que Estados Unidos le iba a poner trabas
>por todas partes, pero que al menos los preceptos más fuertes del ideario
>indígena eran "no robar, no matar, no mentir", y que con Evo se acabaría el
>robo descarado al erario nacional que había caracterizado a los gobiernos
>democráticos de los últimos veinte años. Le recordé lo que me había dicho
>tiempo atrás sobre Cárdenas, y le pregunté qué era lo que había cambiado en
>el país. Me dijo que ahora teníamos experiencia acerca de lo que habían
>sido los gobiernos
>de los partidos tradicionales: corruptos, carentes de una visión nacional.
>Para él, el desgaste de esos partidos tradicionales justificaba plenamente
>el ascenso de Evo. Ese ascenso no era tanto una virtud de Evo, sino el
>resultado de la debacle económica a la que Sánchez de Lozada y otros
>presidentes neoliberales habían conducido al país.
>
>En las palabras de mi tío encontraba un eco de lo que mi padre me había
>dicho en agosto de 2002, al ver por la televisión, admirado, al 30% de los
>representantes del nuevo Parlamento de extracción indígena: "Los indios son
>el 60% de la población; algún rato les tiene que tocar". Nuevamente, no se
>trataba tanto de los logros de Evo, sino de una suerte de predestinación
>histórica: Evo aparece en el momento adecuado, cuando el país se encuentra
>lo suficientemente maduro como para asumir la idea de un presidente
>indígena (el proceso histórico, en este caso, primero fue muy lento -más de
>un siglo y medio-, y luego se aceleró bruscamente: tan sólo hace diez años
>la posibilidad de un indio presidente era muy resistida en el mundo urbano,
>y prácticamente no existía en el mundo rural).
>
>En ese "algún rato" de mi padre se expresaba el hecho de que un sector
>de
>la clase media tenía cierto sentido del momento histórico que vive Bolivia.
>Mi padre recordaba, en su infancia cochabambina en la década del cuarenta,
>a los pongos, esos indios condenados a la más humillante de las
>servidumbres. Las familias de la élite regalaban pongos a sus hijos, para
>que éstos se encargaran de todas las necesidades de esos chiquillos
>privilegiados. Los pongos debían dormir en el suelo, junto a la puerta de
>la habitación del señor al que servían, por si a ese señor se le ocurría
>despertarse a las tres de la mañana y pedir un vaso de agua. Eran los
>pongos quienes se encargaban de traer entre sus manos el excremento de
>llama tan necesario para crear un buen fuego en la cocina.
>
>Un sector de la clase media y de la élite observa el proceso histórico
>boliviano de la misma manera en que lo hacían el Príncipe Fabrizio y su
>sobrino Tancredi en El Gatopardo. En esa gran novela de Lampedusa,
>ambientada en la Sicilia de 1860, estaba claro que la aristocracia debía
>ceder sus posiciones ante la inminente unificación de Italia; el triunfo de
>Garibaldi significaba también el triunfo de las clases populares. El
>príncipe miraba todo con escepticismo, aunque sabía que su clase había
>fracasado estrepitosamente; su sobrino, admirador de Garibaldi, trataba de
>sacar partido de la nueva situación bajo la égida de la frase "algunas
>cosas deben cambiar para que todo permanezca igual". Así, mi padre y mi tío
>representan a los que no votaron por Evo pero entienden por qué el líder
>aymara ha triunfado, y tengo amigos empresarios que, como Tancredi,
>proclaman su apoyo a Evo
>Morales. Mi cuñado, gerente de ventas de una empresa de alimentos, me dice
>que votó por Evo porque así se evitarán los bloqueos salvajes que
>paralizaron la economía del país e hicieron caer a dos presidentes en los
>últimos dos años. "Para que se acaben los bloqueos, hay que votar a los
>bloqueadores", me dijo con una sonrisa, orgulloso de su manera tan astuta
>de entender las cosas.
>
>Si un sector de la clase media y de la élite se acomoda a la nueva
>realidad, y otro sector -los intelectuales de izquierda, los
>universitarios- cree genuinamente que sólo Evo puede garantizar el
>verdadero cambio en el país, otro sector mira todo ese proceso con miedo (a
>veces, en la misma persona, se pueden encontrar el acomodo, la admiración y
>el miedo al mismo tiempo). La campaña de Tuto Quiroga, el ex presidente y
>gran opositor de Evo, explotó al máximo ese temor; sus spots televisivos
>sugerían que con Evo en el poder se perderían fuentes de trabajo, se
>estatizaría la economía e incluso se cambiaría la bandera nacional por la
>wiphala (la bandera de los aymaras). Quiroga también señaló que la amistad
>de Evo con el presidente venezolano Hugo Chávez sólo le traería desgracias
>a Bolivia. No han faltado los editoriales acerca de la inevitable
>"chavezación" del país,
>y en los barrios residenciales se escuchan conversaciones de gente que está
>segura de que Evo ordenará la confiscación de la propiedad privada,
>expropiará las tierras de los grandes hacendados, y les cortará el cuello a
>los dueños de fábricas y a los gerentes de banco.
>
>Por supuesto, el temor de buena parte de la clase media y la élite no
>se
>debe sólo a las razones coyunturales que explotó la campaña de Tuto. Las
>razones son de larga data y tienen que ver con traumas y culpas anidadas en
>lo más profundo del imaginario criollo. Se trata, por así decirlo, de la
>inevitable venganza del pongo. Los abusos a los que ha sido sometido el
>indio desde la colonia deben desembocar en una "guerra de las razas". El
>aymara Túpac Catari se sublevó hace más de dos siglos y sitió La Paz
>durante casi un año entero; Catari fue apresado y luego descuartizado por
>caballos que jalaron en direcciones opuestas. Dicen que, antes de morir,
>Catari dijo: "Volveré y seré millones". Para muchos, el retorno ha
>comenzado. Son millones; Evo es apenas la punta de lanza. Buena razón para
>no haber votado por Evo. O para haber votado por él.

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Primera mirada a las Elecciones Generales del día 18 de diciembre
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Pese a que hoy circularán numerosos mensajes y boletines informativos sobre las Elecciones Generales de Bolivia, y pese a que todos los datos disponibles son provisionales (los datos oficiales los proporcionará la Corte Electoral tras varios días), parece oportuno hacer un primer análisis aunque sea también provisional.

Una nueva conciencia social
Por encima de todas las encuestas y sondeos, y de las estimaciones más optimistas, el candidato presidencial del MAS, el aymara y dirigente campesino Evo Morales, obtuvo más del 50 por ciento de los votos (el porcentaje exacto lo sabremos en su momento), con cerca de 20 puntos de ventaja sobre su más inmediato adversario el ex presidente y defensor de las transnacionales Jorge Quiroga. Para empezar se trata de un porcentaje inédito; en las últimas ocho elecciones generales, desde que se reanudó la democracia formal en Bolivia en 1978, jamás nadie había obtenido más del 34 por ciento; lo cual está expresando que hay una nueva ‘voluntad política' que expresa a la mayoría real de la población. Pero no es éste el dato más importante.

Lo histórico del día de ayer es que por primera vez en la historia del país y del continente ha sido elegido presidente de la república un candidato indígena (además trabajador campesino, sin grado académico), y por supuesto no sólo ha sido elegido con votos indígenas sino también con una importante proporción de apoyo de sectores intelectuales y de clase media en general (simbólicamente expresados en la persona del Vicepresidente Álvaro García Linera). Semejante novedad (más allá de la incertidumbre sobre lo que pueda venir después, y del juicio que uno pueda tener sobre el nuevo Presidente) sólo puede interpretarse como un profundo cambio de conciencia, ya que no sólo se trata de una derrota del modelo neo-liberal y de la casta oligárquica, una derrota de la pretendida hegemonía norteamericana y global (cosas que ya hab&iacut! e;an ocurrido en diferentes países del continente), sino por encima de todo de una derrota del estado neo-colonial y racista. Éste es el torrente subterráneo que se venía anunciando durante los últimos años y que ayer emergió a la superficie de forma arrolladora.

¿En qué consiste esa nueva conciencia social? En que por encima de prejuicios, discriminaciones, odios, amenazas y temores seculares, los pueblos originarios de Bolivia asumieron su condición de responsables principales de este territorio que siempre había sido suyo; e importantes sectores de la población blanco-mestiza asumieron con honesto realismo que, al cabo de quinientos años, así tiene que ser. Y en sus primeras declaraciones el nuevo Presidente afirmó una vez más que los pueblos indígenas no son excluyentes ni vengativos, y que se preparan para construir un nuevo país con la participación de todos los que quieran.

Los derrotados
La agrupación PODEMOS, que representaba el continuismo del modelo y del sometimiento de Bolivia a poderes extranjeros, tuvo que admitir su derrota, dejar de propinar descalificaciones respecto de la fuerza ganadora, e incuso felicitar a Evo Morales. ¿Por qué perdió el candidato favorito de los poderes fácticos, incluida la Embajada USA? Cierto que hizo una mala campaña, cierto que cometió el error de rodearse de los peores ejemplares de la política tradicional, pero fundamentalmente perdió porque representaba el pasado (esa república mal fundada en 1825), una causa condenada a la derrota. Pero no se debe perder de vista que más del 30 por ciento de la población se ha mostrado dispuesta a apoyar esa continuismo, y que por tanto no será fácil el camino de la refundación.

La otra candidatura derrotada (mucho más gravemente que la anterior) es la de Unidad Nacional, un intento de proyecto burgués modernizante y socialdemócrata, que al no llegar al 10 por ciento de votos ha quedado prácticamente al margen de la contienda. El MNR más bien puede considerar que los resultados han sido un éxito (después de lo que significó Octubre del 2003), pero en realidad no deja de expresar a los sectores ideológicamente más atrasados y marginales, que es normal ronden un 7 por ciento. Y el MIP de Felipe Quispe ha cosechado el castigo a una conducta que siempre estuvo oscilando entre el etnocentrismo y la claudicación.

Los demás (NFR incluida) prácticamente ya no existen (incluso han perdido la personalidad jurídica por no haber llegado al 3 por ciento de votos).

El fracaso de la Corte Electoral
Fue la sombra de la jornada. Durante todo el día de las elecciones llovieron denuncias, procedentes de todos los departamentos del país, según las cuales centenas de miles de personas no habían podido votar, la mayor parte porque habían sido ‘depuradas' de las listas por no haber participado en las últimas elecciones municipales. Otras muchas porque se encontraron con que su mesa electoral había cambiado de lugar (en ocasiones a varios kilómetros de distancia). Personeros de la Corte, tanto de la Nacional como de las Departamentales, se limitaron a explicar que en la última reforma de la Ley Electoral se había incluido un artículo que decretaba la depuración de quienes no hubieran votado en la última elección. Evidentemente una reforma absurda (¿dónde estaban los parlamentarios del MAS cuando se discutió en el Congreso?) que en el fondo tiende a promover! la abstención. Pero son múltiples los testimonios de personas que sí votaron el 2004 y que a pesar de todo habían sido depuradas, y a esto no hay respuesta.

Centenares de miles de personas (difícil tener la cifra exacta) es una proporción importante que ha tenido que influir en los resultados finales. Además la mayor parte de las denuncias provienen de sectores que pueden considerarse como ‘bolsones' de voto por el MAS (por ejemplo, para sólo mencionar el departamento de Santa Cruz, lugares como la colonia San Julián o como el Plan Tres Mil). No podemos afirmar, sin una investigación que ojalá se haga, que hubo en los funcionarios de las Cortes una explícita voluntad de fraude. Pero sí podemos afirmar que si no la hubo, entonces hubo ineptitud. Por eso Evo Morales criticó duramente a la Corte y pidió el repudio nacional de sus personeros.

La ficción del enfrentamiento regional
¿Qué pasó con los amenazadores grupos oligárquicos de Santa Cruz, que se atrincheraban detrás de un sentimiento regionalista, portavoces de un departamento eternamente relegado y víctima? La mayor parte de ellos se cobijaron con entusiasmo detrás del binomio Quiroga-Duchén (cochabambino y paceña), porque en realidad lo que cuenta es la pertenencia de clase (de casta) y no la región. Y la llamada ‘nación camba', que siempre pretendió representar a toda la ‘Media Luna' (las Tierras Bajas), tuvo a su máximo exponente ideológico, Carlos Dabdoub, como candidato vicepresidencial del empresario cementero Doria Medina (otro paceño). Pero lo sintomático es que en el propio departamento de Santa Cruz la representación de la ‘nación camba' obtuvo mucho menos apoyo que el ‘indio' Evo Morales… Por tanto la trampa de la lucha inter-regional también ha qu! edado desenmascarada. Esperemos que para siempre. El enfrentamiento real es el que se da, y se seguirá dando, entre marginados y marginadores. De la región que sean.

Cierto que todavía nos encontramos con un mapa de Bolivia en dos colores. Los cinco departamentos con predominio de Tierras Altas (la zona andina: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca) han optado por el MAS, mientras los tres departamentos de Tierras Bajas (la zona amazónica y chaqueña: Santa Cruz, Beni, Pando) más esa suerte de departamento intermedio que es Tarija, optaron por PODEMOS. Pero eso no implica que haya una contraposición entre regiones, ni mucho menos un peligro de división del país, sino que por largas razones históricas los pueblos de Occidente tienen una mayor acumulación de experiencia política, experiencia que visiblemente va influyendo también las conciencias de los pueblos de Tierras Bajas.

Primer balance de obstáculos y esperanzas
El primer obstáculo que comentan los medios de prensa es la previsible mayoría que tendrá la oposición en el Senado, más la mayoría de prefectos hostiles al MAS. Pero no está claro que eso vaya a ser un obstáculo.

Lo que impedirá un Senado adverso es que el MAS gobierne con el odioso método del ‘rodillo parlamentario'; se tendrá que discutir los temas, se tendrá que argumentar, y ninguno de las dos fuerzas podrá ser simple y llanamente intransigente. Y si con la mayoría del Senado se buscara meramente trancar, entonces será la oposición la que estará provocando la reacción de los movimientos sociales, cosa que no le conviene, y que no se puede decir que sea propiamente un obstáculo.

Lo de las Prefecturas merece un doble análisis. El primero se refiere a por qué el voto masivo por Evo no se refleja en un voto equivalente por sus candidatos a las prefecturas. Evo había dicho repetidas veces que ‘no estaba de acuerdo con el voto cruzado'; lo que no parece haber tenido claro es que lo decisivo no es si él estaba o no de acuerdo, lo decisivo era haber propuesto buenos candidatos para las prefecturas, y es evidente que la mayor parte no eran los adecuados (en especial los de Cochabamba y La Paz); y que la gente no vote en bloque, sino seleccionando personas, es una buena señal de madurez política. El segundo análisis es el posible ‘cerco prefectural' que puede padecer el futuro Presidente. Tal vez la experiencia municipal nos sirva para quitarle importancia a ese peligro. Alcaldes (incluso de ciudades grandes) que pertenecen a partidos de oposición no han tenido mayor problema por ello, ni han supuest! o tampoco grandes problemas para el Poder Ejecutivo; algo similar puede ocurrir con las Prefecturas, que deberán abocarse a los problemas de sus respectivos departamentos. Sin contar con que en muchos casos los prefectos también pueden encontrarse cercados por consejos departamentales con predominio del MAS…

El obstáculo serio será, sin duda alguna, la oposición implacable de los sectores económicos acostumbrados a controlar todo el poder político, y que además representan los intereses transnacionales y cuentan con el apoyo de los mismos. Pero es parte del difícil proceso de refundación del país, y por lo que se sabe está siendo realistamente previsto por los equipos que preparan el gobierno de Evo Morales. Es un obstáculo a tener en cuenta, pero no llega a ser un peligro.

El verdadero peligro está en los grupos e individuos procedentes de las peores prácticas políticas del pasado que se han infiltrado en el MAS y se están preparando para copar espacios de poder. Sólo las quiebras e inconsecuencias internas pueden llevar al fracaso al próximo gobierno y provocar decepciones de largo alcance en los sectores populares. Pero de esto sólo podremos hablar con conocimiento de causa a partir del próximo 22 de enero. Por ahora lo único claro es la absolutamente nueva voluntad popular que de alguna manera, al menos desde el punto de vista de los niveles de conciencia, ha roto la historia de Bolivia en dos, antes y después de este 18 de diciembre. Y también las primeras declaraciones de Evo Morales y Álvaro García Linera que han sido serenas y firmes en la ratificación de su programa de cambio.

Don Cirilo
Don Cirilo es un sencillo comunario del cantón El Paso (provincia Quillacollo). Uno de tantos desheredados de su propio país, que para sobrevivir trabaja como jornalero eventual. Un hombre honrado y trabajador que nunca deja de asistir a su faena por haberse emborrachado.

El día 17 le preguntaron qué esperaba de la votación del día siguiente, y si pensaba votar por Evo. “Sí, pues”, contestó, “después de tantas desgracias que hemos vivido, y de tantos que nos han engañado, yo ahora quiero ver cómo es eso del socialismo que dice el compañero Evo. Para eso voy a votar…”

El lunes 19, por primera vez, Don Cirilo no ha concurrido a su trabajo. El 18 no pudo menos de festejar el anhelado triunfo hasta el amanecer. Ahora duerme, tal vez soñando con ese socialismo que no sabe bien qué es, pero que de cualquier manera será mejor que hasta ahora. Los flamantes ganadores del MAS no pueden defraudar a millones de cirilos y nicasias que han dormido de otra manera en la convicción de que sus vidas van a cambiar. Defraudarlos sería el último crimen de lesa humanidad…

Perdonen nuestras suscriptoras si en este boletín especial
se han deslizado más emociones de lo normal,
tal vez se deba a que no estamos viviendo tiempos normales
sino tiempos mundiales de esperanza


ACLARACIÓN PARA PERIODISTAS
La Fundéu advierte del uso erróneo del término "indígena"

Madrid | Efe.- La Fundación del Español Urgente (Fundéu) en su análisis diario del uso del español en los medios de comunicación advierte de la utilización errónea de la palabra "indígena" como sinónimo de "indio".

La Fundéu recuerda que indígena es sinónimo de la palabra "aborigen" ("originario del suelo en que vive"), por lo que recomienda que no se hable de "indígena" cuando se quiera hacer referencia al origen indio del recién elegido presidente de Bolivia, Evo Morales.

"Indígena" es la persona originaria de un país, por lo que este término es aplicable tanto a Evo Morales como a su rival, el conservador Jorge Quiroga, pese a que éste no es de origen indio. Sin embargo, los dos son originarios de Bolivia.

Posiblemente, por razones políticas o eufemísticas, se llama "indígenas" a los indios de los países hispanoamericanos, hasta el punto de que a la doctrina que propugna reivindicaciones políticas y sociales para los indios y mestizos en las repúblicas iberoamericanas se le da el nombre de indigenismo.

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